viernes, 28 de agosto de 2009

Castigo


Muy en boga se encuentra el tema del castigo para con los delicuentes o aquellos que violan la ley en el Chile actual. Creo ver un acuerdo mayoritario en que las penas son de bajo nivel, "blandas", poco ejemplificadoras y para nada rehabilitadoras socialmente. Les dejo un extracto de una excelente novela histórica para reflexionar sobre la ley y el castigo durante el siglo V en las extensiones de los hunos, para que algo pueda reflexionarse sobre las penas actuales.

"...Allí no había verdadera ley, sólo Atila. En ocasiones, un agravio se resolvía con el "konos", aquella práctica huna según el cual el acusado pagaba al agraviado o a su familia algo que podía ir desde una vaca a una hija. Por lo general, a los hunos les horrorizaba la privación de libertad, y además carecían casi por completo de lugares que hicieran las veces de cárceles. Tampoco solían recurrir a las mutilaciones, pues con ellas disminuía su capacidad bélica y la dedicación de las madres. Con todo, en ocasiones se ponían en práctica castigos más duros.
En una ocasión, presencié, por ejemplo, que Atila daba permiso a un marido despechado en un caso de infidelidad particularmente humillante, para que se vengara del hombre que había seducido a su esposa castrándolo con un cuchillo oxidado e introduciendo luego las partes seccionadas de aquel desgraciado en el órgano de la mujer que había yacido con él, dejándolas allí cerradas con ayuda de una cadena durante todo el ciclo lunar.
Robar un caballo en las estepas estaba penado con la muerte, y al ladrón se lo ejecutaba atándole las extremidades a los animales que había pretendido llevarse y obligando a éstos a marchar a paso lento, hasta que las articulaciones se dislocaban...a un acusado de cobardía en el campo de batalla lo obligaron a atravesar una soga tendida sobre una zanja llena de lanzas. Entonces cada uno de los miembros de la unidad de la que había desertado le hicieron cortar un hilo de la soga...como algunos de sus antiguos compañeros se encontraban cazando o en misiones militares, tardaron seis días en regresar y cortar el hilo que les correspondía.

Atila. El Azote de Dios. William Dietrich (extracto).

No hay comentarios:

Publicar un comentario